En Facebook te podés hacer fan de gente famosa, programas de televisión, superhéroes de nuestra infancia, etc.

Pero yo me hago fan de: la siesta cucharita, el mate con espuma, las borracheras sin resaca, la tarde de los viernes libre, la vida de estudiante, las ideas indecentes, las bombachas de algodón, las respuestas para todo, las reconciliaciones, los chicles de melón, la pizza fría ácompañada por un café con leche bien caliente, las bikinis estridentes, las bikinis negras, las hawaianas de todos los colores, el helado de limón con champagne, el gin tonic y el mojito, el ibuprofeno y el antihistamínico, la buena literatura, las películas de llorar, los pañuelitos de papel y el rollo de cocina, el agua mineral, la sombra para ojos negra, el rimmel marrón, el perfume de toda la vida, el ariel líquido para la ropa y el amorín para las sábanas, el olor de su nuca al dormirnos, sus manos y su boca, el olor de la ropa de mi mamá, la tarjeta visa, el blog, los sms, el asado de mi papá, las paellas de mi chico, el anillo que me regaló, las uñas cortas pero francesitas, los dientes blancos, la sonrisa fácil, los buenos días, el chocolate amargo, el olor a café, los post its, las discuciones filosóficas, los chistes encubiertos, los recreos, las anécdotas, pero sobre todo...un largo etcétera.

Pero eso aún no lo encontré en Facebook.