El viernes pillamos alto pedo, como en los viejos tiempos.

Fuimos a la xampis, luego tomamos litros y litros de leche de pantera, más cerveza, chorizo a la sidra, cigarritos, chupitos de orujo y miel, más cerveza...
Seguimos en el cangrejo, que ya no es lo que era, pero igual estuvo genial para poder decir "yo estuve ahí" (aunque fuera para saltar en la última canción gay de la noche).
Terminamos sentados en el cantero abajo de casa, comiendo un shawarma que 5 minutos después vi girar en pedacitos en el inodoro y no recordaba haber ingerido.

Lo mejor de todo es que pese a que hace mucho que no frecuentaba *mis* antros, todos *mis* contactos siguen intactos: Manel en la xampis me atendió a mí antes que rubia-pintada-italiana delante mío, Chema se acordaba de mí (bueno, seguro que mejor de L) y con el del cangrejo intercambiamos opiniones sobre nuestro antiguo gimnasio.

Igual el sábado, con terrible resaca, la verdad que se me olvidó lo que el viernes me parecía una idea genial: volver al ruedo.